Una semana de tensión a flor de piel, viernes pasados de nervios sin igual. Y todo, para preparar un entrañable concierto de Navidad el 18 de Diciembre de 2009, fecha que espero recordar hasta que la vejez me acompañe. Tanta emoción, tantos días de desastre que al final desembocaron en una magnífica experiencia. Sólo tres minutos que al final terminaron convertidos en verdadera música, de iniciantes..., sí; con nuestros errores..., de acuerdo, pero música después de todo.
Orgullosísima de mí misma, la verdad, os presento la pasada actuación de Navidad en Roces, gracias a todos los profesores y alumnos de música de la Universidad Popular de Gijón.
Al final todo fue magnífico y todos nos crecimos gracias a la adrenalina del momento que te hace fulgurar (y al chupitín para calentar también, por supuesto). El temblor de las manos no pudo frenar las notas musicales que surgieron de nuestro cuerpo. Todos y cada uno de los alumnos fue magnífico. Todas y cada una de las actuaciones una auténtica gozada. Y todos los aplausos recibidos y obsequiados el mejor de los regalos.
Esta entrada se la dedico a toda mi familia. A mis papis para que vean a lo que me dedico por las tardes. A mi hermano por reincentivarme con tantos nuevos videojuegos a volver a tocar la batería. A mi cuñada por supuesto, por aguantar el par de veces que estuve dándolo todo en su casa. Y a mis primas que me preguntaron con emoción si me dedicaba a estas cosinas ahora.
Ya que no pudistéis estar ahí que al menos las nuevas tecnologías suplan las carencias que provoca la distancia (¡Viva internet! jejeje).
¡Para todos vosotros fue el sonido de mis baquetas! y ¡para vosotros este cálido lengüetazo desde Gijón jijijiji!
Y por supuesto no me olvido...
Besines grandísimos para mis compañeros y profe de batería porque son todos adorables y se los han merecido de sobra. ¡Lástima que falten dos en la foto, leñe! (Otra vez será...)
