Desde luego hay muchos juegos que pueden conseguir alegrarme cuando me entero que sale una nueva versión, una nueva saga o que se va a recuperar mejorado. Pero creo que pocos podrían hacerme tanta ilusión como éste:
Nooooooooooooo, no es el Sims 3 (conste que ya me lo estoy intentando instalar y no hay forma joe!)
Es ésteeeeeee!!!!
¡Qué recuerdos trae la banda sonora! ¡Qué grande la saga del Monkey Island!
Cuántas imágenes en la memoria de antiguas aventuras gráficas de gran humor. Hubo una época en la que el auge fue sorprendente. Todo el mundo buscando trucos para pasarse el Loom, desesperado colocando los bafles no me acuerdo si del Maniac Mansion o del Día del Tentáculo, descojonándose con las tonterías del Sam&Max, ruborizándose con la lascivia de Larry o haciendo un repaso de la historia de Mundodisco. Y tantos y tantos otros.
Pero desde luego creo que ninguno dejó una marca tan profunda en nuestra infancia-adolescencia como el Monkey Island, sus duelos de insultos y su adicción al grog.
¡Qué ganas de volver a utilizar la imaginación para deducir como usar los objetos de las formas más surreales posibles! ¡Cuánta creatividad desarrollaron estos juegos!
¡Y qué joven se mantiene Guybrush Threepwood! (¿encontrarían él y Elaine el tesoro de la eterna juventud? uuuuummmm. Está claro que si así es, LeChuck se confundió de pócima porque está más feo, si cabe, que nunca).
Nooooooooooooo, no es el Sims 3 (conste que ya me lo estoy intentando instalar y no hay forma joe!)
Es ésteeeeeee!!!!
Monkey Island
¡Qué recuerdos trae la banda sonora! ¡Qué grande la saga del Monkey Island!
Cuántas imágenes en la memoria de antiguas aventuras gráficas de gran humor. Hubo una época en la que el auge fue sorprendente. Todo el mundo buscando trucos para pasarse el Loom, desesperado colocando los bafles no me acuerdo si del Maniac Mansion o del Día del Tentáculo, descojonándose con las tonterías del Sam&Max, ruborizándose con la lascivia de Larry o haciendo un repaso de la historia de Mundodisco. Y tantos y tantos otros.
Pero desde luego creo que ninguno dejó una marca tan profunda en nuestra infancia-adolescencia como el Monkey Island, sus duelos de insultos y su adicción al grog.
¡Qué ganas de volver a utilizar la imaginación para deducir como usar los objetos de las formas más surreales posibles! ¡Cuánta creatividad desarrollaron estos juegos!
¡Y qué joven se mantiene Guybrush Threepwood! (¿encontrarían él y Elaine el tesoro de la eterna juventud? uuuuummmm. Está claro que si así es, LeChuck se confundió de pócima porque está más feo, si cabe, que nunca).
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