lunes, 14 de julio de 2008

Doncella, Reina y Diosa de todos los Metales

Porque es el título que se merecen, el de "Dioses Supremos del Metal". Porque así lo demostraron en el que para muchos seguidores ha sido uno de los mejores conciertos de ellos que han visto jamás. Porque inigualable espectáculo fue el que ofreció...

"Iron Maiden"


Increíble, alucinante, emocinante, espectacular, inolvidable, impresionante, sinceramente no hay palabras que describan semejante concierto y es que estos chicos mayorcejos son unos auténticos profesionales. Un show perfectamente equilibrado entre lo musical y la escenografía. Un concierto que nos hizo a todos vibrar y del que no podemos dejar de hablar. Nadie salió de allí disgustado. Todas las caras eran de satisfacción. Todo el mundo tenía los ojos como platos, pues todos esperábamos algo bueno pero fue muchísimo más grande de lo que nadie podía imaginar.
Las 16 horas de viaje mejor gastadas de toda mi vida. Aunque conciertera joven dudo mucho, pero mucho, que algún concierto vaya a mejorar éste. Igualarlo tal vez, pero superarlo ¡ni de coña!

Pero bueno, todo esto comenzaba un viernes 11 de Julio de 2008 por la mañana cuando todos nos juntábamos en el hotel de Badajoz. Así llegábamos los cuatro Jinetes del Apocalipsis representando todos juntos los cuatro puntos cardinales de España. ¡Qué grandes sois cabrones! Saludos enormes a Javi-Patas nuestro vasco bilbaíno pero con años en Málaga (y su acento lo delata, vaya mezcla!) representando el sur-norte, a Rebeca nuestra bruxiña gallega de A Coruña representando junto a una servidora el noroeste, pero especiales saludos se va a llevar Rafa, de nuevo, desde Alicante representando el este. Más que saludos, gracias, gracias y muchas gracias porque yo no habría visto semejante maravilla ni me lo habría pasado tan bien si no fuese por ti, majo, y esa es la pura verdad. Tanta emoción te la debo a ti y no hay más que hablar.


(Gracias Patas por estos montajes tan chulos).

En qué maravilloso último momento decidí tirar para Mérida en vez de para Zaragoza. Maravilloso clima calmado el que tuvimos gracias a la bajada de temperaturas que tanto bien nos hizo a nosotros y que para otros fue un auténtico desastre (lo siento por toda la gente que fue al Metalway, yo estaría llorando de la rabia, pero también ¿a quién se le ocurre acercarse a la Expo del agua? si parece que estaban provocando jejeje. De verdad que lo siento pero algo tengo que decir porque no me puedo callar, a toda la prensa jeviorra y demás. La importancia que se comenzó dando a Mérida por traer a Iron Maiden de repente quedó eclipsada por la copia de festival en que se convirtió el Metalway al que encima añadieron Avantasia. De repente parecía que el Vía de la Plata no existía, aún habiendo sido los iniciadores, y que Iron Maiden sólo tocaba un concierto en España, en Zaragoza, y al final así fue, porque sólo tocaron uno, pero en Mérida. Van a faltar crónicas en las páginas y revistas, pero lo que no se puede hacer es olvidar de esta manera otro festival como si no existiera, porque también intentan hacerse un hueco para seguir haciendo festivales y necesitan publicidad. Si hubiesen sido más listos al menos habrían enviado a alguien a Mérida y no lo habrían dejado todo en manos de Zaragoza, aunque fuese por comparar conciertos. Para que aprendan para otra vez).

Pero así nosotros cuatro pudimos disfrutar de Iron Maiden bien cerquita y sin agobios porque mucha gente se decantó por ir al nordeste. En estos momentos creo en todos los dioses, en el Karma y en quien haga falta por esa casualidad que fue que yo me dirigiera hacia Mérida. Y también doy gracias por ser Heavy y poder disfrutar de estas maravillas. Pues en esta vida son las pasiones y obsesiones que tenemos las que hacen que todo merezca la pena, las que devuelven la chispa y las que nos mueven a actuar. Quien no tiene una pasión y un deseo no sabe lo que se siente cuando éste se ve realizado. No andaba yo desencaminada con mis intuiciones cuando decía que éste año tenía que ver a los Iron Maiden por narices. De verdad Gracias Dios por ser Heavy o no estaría disfrutando de esta forma ahora mismo.
Tras la reunión en el hotel nos dirigimos al lugar del Festival. Lástima que para cuando llegamos tuvimos que comer y nos perdimos el apasionante y multitudinario concierto de Lauren Harris, la hija de Steve Harris. Todavía estamos llorando por ello, pero ya tendremos oportunidad de verla cuando gire con Avril Lavigne o similares que igual le va más el estilo de festival. Lo siento por ella pero lo que su padre hace no lo va a lograr en su vida, así que ya puede estar orgullosa de su progenitor.
Y tras comer y perdernos también a Ra (uy ¡qué pena!). Llegamos a la hora de Avenged Sevenfold para escuchar buena música mientras nos tomábamos unas cervecitas y nos reíamos del "microclima" que organizaron en el recinto (vamos, una portería con cuatro chorros).
Con fuerza y ganas nos dirigimos al barrizal que organizaron los camiones que mojaban ese campo de arena (¡que no veáis qué de polvo se levantaba por allí!) para ver a Iced Earth. Sinceramente un buen concierto, con buen sonido y la voz de Matt Barlow realmente impresionante.
Los Slayer volvió a ser el momento de tomar las cervecillas para hidratarse bien y prepararse para lo que tenía que llegar. Pues seamos realistas, aquello no era un festival, vamos a ver, para todos era "Iron Maiden y... teloneros".

Y, por fin, el tan esperado y ansiado concierto. Todos con tiempo nos fuimos acercando al escenario para meternos en el mogollón. Y ya con el sol cayendo y un colgaíllo volando sobre nosotros comenzaron a aparecer imágenes de la llegada en avión de estos chicos al aeropuerto.



La emoción comenzaba. El público empezaba a gritar, a vibrar y a encender los móviles preparados para grabar. Los nervios se reflejaban en todo el mundo y la ilusión. Cuando, de repente, las luces cayeron y el Churchills`s Speech introductorio comenzó a sonar envolviéndonos a todos. Y... ¡¡¡zas!!! Salida de los músicos, chispazos, fuego y ¡¡¡mucha energía!!! para empezar con el Aces High. Desde el principio nos cautivaron y animaron. Aquello fue impresionante del inicio hasta el final. Ni un error, ni paradas, ni solos, sin necesidad de hablar demasiado, sólo lo justo y necesario. Una canción y otra y otra, todas con un sonido contundente e increíble. Un show bien organizado y montado. Bien delimitado gracias a su profesionalidad. Pues lo que desprenden estos músicos es que adoran lo que hacen. Se criticarán sus discos, pero donde son grandes es... en directo, ahí nadie puede decir nada. Todos, todos los músicos irreprochables. No paraban de moverse, de un lado a otro, todos juntos, salto para allá, salto para acá. Todos: Janick Gers, Dave Murray, Steve Harris y tal vez algo menos Adrian Smith no paraban de correr con los instrumentos hacia todos lados, de emocionar a todo el mundo. Y detrás de una batería impresionante Nicko McBrain. ¡Qué energía que reflejan! No es normal. ¿Dónde esconden el elixir de la eterna juventud?



Pero por supuesto toda mi adoración a Mr. Bruce Dickinson para el que tampoco tengo palabras que reflejen lo que este hombre es.

Sin parar de correr, de volar, de interpretar... ¡Qué saltos pegaba hacia el público! Una de las veces pegó un salto con las piernas agrupadas que pareció que volaba. Y es que ya quisieran muchos jóvenes de 20 encontrarse en la forma en que Bruce se encuentra. Un vestuario bien seleccionado, idóneo, exquisito. Carismático, envolvente como sólo él sabe serlo. Y es que nació para esto. Una voz que no pierde nada con los años porque sabe cómo cuidarla. El perfecto Frontman. Como siempre se ha dicho, un verdadero cantante, gran profesional, sabio en el manejo de su instrumento del que siempre cabrá admirar como, a pesar de la comodidad del micrófono, sigue proyectando su voz hacia el final del público como si se encontrase en un gran teatro. Ni un fallo, ni un error comete. Es todo perfección. Insaciable aprendiz, inteligente y sabio. Siempre en la búsqueda de la mejora personal a nivel tanto psíquico como físico. Una persona en continuo aprendizaje. Un niño inquieto en un cuerpo de mayor. ¿Dónde leñe se meten los tíos con semejante energía y que no paran porque yo quiero unoooooooooo? (Fdo.: Plataforma "Pon un Bruce en tu vida"). Practicante de esgrima, deportista y piloto de aviones. Escritor y colaborador en programas de radio. Licenciado en Historia y por supuesto, no se nos olvide y gracias a dios, músico y Cantante. Lo dejo, porque hablo de este hombre y no puedo parar.

Y lo dicho, viendo a todos de un lado para otro nos deleitaron con unos clasicazos que no podremos olvidar. Continuaron con 2 Minutes To Midnight y nosotros continuamos con más minutos de alucine todavía lejano el final en la medianoche.


Continuamente cambios de traje, interpretaciones. Un escenario glorioso. Fuegos en el momento exacto. El Can I Play With Madness, Wasted Years... y aquí os dejo el efervescente Fear of the Dark en toda su enormidad.


Se me ponen los pelos de punta aún al recordarlo.
La gente alucinó y alguno dice que hasta lloró cuando las nubes, el escenario, las telas y todo simularon la mar agitada entre fuegos y luces azules para cantar el magnífico Rime of the Ancient Mariner. Boquiabiertos estábamos todos.








No pudo faltar el The Number of The Beast que amenizaron con impresionantes llamaradas aparecidas en los momentos oportunos.






Y siempre, siempre sin parar de moverse y de saltar.



Siempre dirigiéndose al público para el que tuvieron un pequeño guiño cuando sacaron a toda una multitud a hacer los coros con ellos (hasta un niño pequeñín había).


Bruce nos animaba continuamente a cantar y gritar a coro y nosotros también respondimos e iniciamos nuestros gritos improvisados.
Por supuesto no pudo faltar la ovación a la Selección triunfadora con el repetido "Campeones, campeones..." al que Dickinson respondió con una felicitación. Grito necesario ante un grupo que, es por todos conocido, se definen como grandes amantes del deporte más famoso de la Europa Occidental.


Siempre actuando Bruce maneja a la perfección los gestos y los guiños como si de un actor se tratara. Un poco payasete y mimo. Con su cara nos demuestra extrañeza o curiosidad para que la gracia llegue a todo el mundo. Como el momento en que alguien lanzó un tanga y lo miró con sonrisa y curiosidad para colgarlo en un micrófono. Realmente profesional. Cada nota la proyecta con sus movimientos como si sus brazos fuesen batutas. De la batería a la plataforma, a la derecha, a la izquierda, de nuevo a la batería, luego salto al pedestal delantero, a los guitarras y así una y otra y otra vez entre cambio y cambio de vestuario.
Por supuesto nos amenizaron con las obligadas apariciones de Eddie, su eterno e inconfundible símbolo. Como una enorme momia apareciendo desde el centro del escenario y sobrevolando o como el Eddie cibernético luchador. ¡Qué contundencia! ¡¡¡Quiero un peluche de Eddieeeee!!! ¿Por qué no lo sacan, jo?









Y así llegaban los bises por todos deseados. Dos horas de conciertazo cuyo único fallo fue terminarse y no continuar durante horas y más horas. Que nos hizo enloquecer hasta el Halloweed be thy Name y su, para todos, triste salida del festival emeritense.

Y para despedir el escenario y tras lanzar las púas, baquetas y frisbis, mientras los trabajadores desmontaban toda la parafernalia para dar paso a Barón Rojo, como no podía ser de otra forma para unos orgullosos británicos, colocaron de fondo el Always Look on the Bright Side of Life de la genial película La Vida de Brian de los estupendos Monty Python.


Y así quedábamos todos contentos cantando esta canción a coro y sin creernos lo que habíamos visto y sin querernos ir, pero marchábamos con cara de "flipaos" a buscar de nuevo cervecillas y comentar la jugada. En un gran ambiente en el que tantos jevis nos poníamos a hablar los unos con los otros sin problemas. Donde, por mala fama que tengamos, nunca hay problemas ni líos, porque si un heavy empuja a otro sin querer, se dan la mano y se pasan la cerveza. Y es que el buen rollo que se desprende no tiene igual entre otros "clanes musicales".

Así nos volvimos a Badajoz a dormir, a comentar, a hablar y a soñar con lo que acabábamos de presenciar.

Y ya descansados, pero aún emocionados, rematamos el fin de semana con la visita obligada a la gran capital que se merece ser Mérida. Es una maravilla. Gloriosa Emerita Augusta repleta de recuerdos que evocan su pasada grandeza como capital de uno de los tres reinos en que dividieron los romanos nuestra península. Antigua capital de Lusitania. No me la esperaba tan impresionante. Minusvalorada, no recibe la publicidad que debiera recibir. Bien ganado se tiene el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad.


(Eres un verdadero artista Patas).

Aquel día sus calles se inundaron de melenas y camisetas negras porque a cada paso veías a "unos que lo fliparon anoche" y ésos... "también lo fliparon" y los de allí "también lo estaban flipando todavía con el espectáculo que vieron" (jejeje). Para que luego piensen que los jevirs semos sucios incultos. Ese sábado, si no fuese por nosotros poca gente estaría visitando la ciudad Augusta. A ver si van aprendiendo quienes juzgan sin saber.
Con buena comida y las ganas de "servesas" de alguno comenzamos la visita por el enorme Circo romano donde se desarrollaban las carreras.














Cada paso por Mérida es encontrar restos de piedras con historia, de acueductos, de casas, de calzadas, de termas o pozos donde guardaban la nieve.



El Teatro y Anfiteatro son una maravilla. Introducirte por los entresijos de las gradas, sentarte en lugares donde en su día se encontraron romanos gritando a sus más fieros guerreros. Ya podrían fliparlo los Maiden si tocasen ahí o en el circo jajaja.












Los impresionantes mosaicos.





Y la sensación que da saber que estás pasando sobre la calzada que unía Emerita Augusta con Corduba, mientras se visita un Museo perfectamente iluminado y diseñado, lleno de piezas asombrosas alumbradas por su historia, amplio museo cuyo fallo es no parecer terminado pues la visita a la Cripta y la unión con el Anfiteatro parecen inacabados.





Columnas y techos repartidos por las calles.




El templo de Diana.






Sus murallas.




Y el más impresinante de los acueductos sobre el Guadiana iluminando el precioso atardecer.

Una lástima no haber tenido suficientes horas para visitarlo todo. Y es que los romanos no debían estar locos cuando escogieron este lugar para vivir. Pero la oferta turística es espléndida, pues por 10 euros tienes un librito y la entrada a todos los lugares, pero una entrada que no caduca. Tachan cuando entras a algún lugar pero puedes volver cualquier día a marcar lo que te quede. Así que no es un adiós, es un ¡hasta pronto Mérida!

Y de esta forma tan sublime acababa un fin de semana inolvidable rodeada de una gente divertida, amable y fantástica que no tiene parangón. Muchos, muchos, muchos besos a todos. Como ya se ha dicho ¡¡¡esto hay que repetirlo!!!

No hay comentarios: