Uuuuuuhhhhmmmmm... deliciaaaaaaaaaaaaaa...

Chupándome los dedos estoy con mi ¡¡¡primera súper Tarta de Arándanos!!!
Y es que, que sea mi tarta favorita, que aún no haya sido superada por ninguna y que no supiese hacerla (o más bien que no había probado nunca) tiene delito.
Así que, aprovechando el puente del Pilar y tras fines de semana sin parar además de buscar reponer energía para lo que se aproxima (¡¡¡San Lucaaaaaaaaaaasssssssssss!!!), éste eligió ser relajado y se convirtió en paz, tranquilidad, música, estudios, limpieza y gastronomía. Y como todo el mundo me dice que he adelgazado pues nada, obediente yo, tendré que dar solución a ese problema. Salmón en papillote (con guarnición por supuesto), mejillones a la marinera, pimientos de padrón y la receta primordial para terminar con buen gusto en el paladar.
Una receta que se merecía una entrada porque como ya he mencionado, es mi tarta favorita por su suavidad y frescura. La mermelada de arándanos siempre me parecerá de las más deliciosas y la pasta de galleta como base creo que le da un toque asombroso. Una receta que me envuelve el paladar y no me agota. Una delicia, vamos.
Y así quedó la pobre tristemente presentada (a falta de un molde en condiciones), pero en ningún modo esta presentación le restó su maravilloso sabor.

(Horterada de lacito que encontré por ahí, jajajaja).

Esta receta no tiene historia que contar, un origen curioso o algún relato a su alrededor, así que sin más dilación paso a comentar la receta que he utilizado.

Ingredientes para 6 raciones:

- 500 ml. de nata líquida.
- 1 Tarrina de queso Philadelphia (u otro queso para untar).
- 6 láminas de gelatina.
- 3 cucharadas soperas de azúcar.
- 100 grs. de galleta.
- 75 grs. de mantequilla.
- Mermelada de arándanos.

Preparación:

1. Triturar las galletas junto con la mantequilla y forramos el fonde del molde con esta mezcla. (Si lo deseas puedes derretir antes la mantequilla y también se pueden empapar las galletas en cognac, licor de almendras u otros).
2. En un recipiente, se bate la nata hasta quedar un poco montada. Añadir el queso y volver a batir. La mezcla puede espesar, pero se licuará al echar la gelatina disuelta.
3. Poner en un cazo a calentar, a fuego lento, un vaso de agua y las 6 láminas de gelatina, removiendo constantemente con una cuchara para que la gelatina no se pegue, ni se formen grumos.
4. Cuando la gelatina esté completamente disuelta (sin grumos), se vierte a la mezcla anterior y se bate. Se añaden 3 cucharadas soperas de azúcar y batimos hasta que esté muy líquido.
5. Verterlo suavemente en el molde y meter la tarta en la nevera hasta el día siguiente.
6. Entonces se desmolda y cubrimos la tarta con la mermelada de arándanos, pero puedes cubrirla con tu preferida o caramelo...
7. También puedes cubrir el recipiente donde se va a hacer la tarta, con dos capas de sobaos o galletas, cortando cada sobao en 4 láminas.

En general estoy orgullosa de como me ha quedado (tampoco es que sea de gran complejidad) pero como recomendación he de decir que he tenido un pequeño error con la elección de las galletas pues tienen un sabor demasiado profundo y desequilibra un poco el gusto general de la tarta. Para otra vez ya me lo sé y usaré las de toda la vida.
Os pasaría un poquito pero resulta que estáis muy lejos, así que, ¡¡¡ya me la como yo a vuestra salud!!! ¡¡¡Ñaaaaammmm!!! Jajajajaja.