viernes, 31 de octubre de 2008

En negro y naranja


Ambos colores son los que nos hacían vestir en Francia en esta noche de brujas especial.

Excesivamente asociada a una fiesta estadounidense, lo que más que potenciarla ha logrado denigrarla, ésta no es una verdad del todo cierta. Más allá de lo que piensa mucha gente, viéndola como una fiesta importada de otras tierras, en realidad existen múltiples tradiciones festivas a lo largo de toda nuestra geografía y regiones europeas bastante antiguas, que confirman lo contrario. Evidentemente bajo el nombre de festividad de Todos los Santos. Más allá de toda la figura comercial que engloba actualmente a este día (aunque personalmente toda excusa para disfrazarse me parece maravillosa), esta celebración se remonta a tiempos de los celtas. Su año natural terminaba en nuestro actual 31 de octubre y este fin de una etapa conllevaba el derecho de los muertos a salir de sus tumbas y vagar por la interperie en busca de almas vivas en las que poder resucitar. Los pueblos celtas convertían sus hogares en los lugares más desastrosos con el fin de desagradar a los muertos en el lento caminar frente a sus casas y así hacerlos pasar de largo asustados (está claro que Busdemouros no sería precisamente hogar digno de representación fantasmal en estos días, por lo que al menos, al pasar por allí en este día siempre podemos estar tranquilos jijiji).
Y éste es el origen natural de una costumbre que se mantuvo en el tiempo mezclándose con detalles de los romanos, de la Iglesia, de la Edad Media que la enriquecerían en curiosidades.

Como digo, siempre asociamos esta fiesta a nuestros "adorados" EE.UU. Pero siempre me pareció curioso escuchar las historias de madres, abuelas o iguales de los pueblos. De como era un día en el que se acercaban a las casas de los familiares a recibir algún "regalo", entiempos en los que había pleno desconocimiento de la forma de festejo norteamericana. E invito a mucha gente a que se pare a pensar en sus pueblos o pregunte a sus familias para darse cuenta de que en ningún momento este día se celebra por influencias extranjeras sino que lleva arraigado mucho tiempo en cada rincón de nuestra Península.

Pero, más parecidad a la actual celebración comercial, con cariño recuerdo la escapada a París hace unos años disfrazados Enrique, Pilar, Nuria, Bea y yo con las sábanas "sustraídas" del Hospital de Dreux, globos encajados en ellas, maquillaje y diversos materiales de lo más variopinto que pudimos encontrar en todo un acto de improvisación surreal. La ciudad no nos acompañó en ambiente pero ya nos encargamos nosotros de dar el espectáculo por las calles saltando de parisino en parisino para asustarles. Un gran día para una gran familia que comenzó un día antes con la visita al gran icono de USA en Europa (¡vamos! Disneylandia. Que sólo recordarla y me viene a la mente el Space Mountain y volvería sólo para montar una y otra y otra vez allí y que me lancen al infinito hasta que mi estómago reviente si hace falta ¡qué pasada!)

Ahora bien, volviendo a celebraciones más tradicionales, con mucho más cariño recuerdo la costumbre del pueblo (El Torno) de juntarse todas las peñas alquilando una casa y pasar allí el día, la tarde y la noche a base de comida, licores, chucherías y castañas (con alguna escapadita para saludar y visitar a las demás peñas). Y ¡cómo olvidar el momento Segadora! y sus ansias por escuchar historias de Edgar Allan Poe pronunciadas por nuestras cuerdas vocales o sus ganas de tirarnos la radio por la ventana. O a Felipe subido a una escalera con una servilleta por babero y Barreño dándole el alimento cual madre protectora. O a Margui disfrutando de los chupitos de vodka con naranja y nuestros brindis ¡¡¡por los tíos buenorros!!! y todas sus facetas. O la invasión de la casa de Ruyo a falta de otra casa que alquilar y la compañía del globoPicachu. Algún día os deleitaré con esas fotos que muy pocos han visto pero que tengo que escanear. Desde luego, grandes momentos para el recuerdo (¡dios mío!).

Pero para mí hay algo que no puede de ninguna manera faltar en este día del año y que mi hermano ponía cada 31 de octubre en la radio de su habitación que yo solía invadir continuamente en aquéllos tiempos en que la energía del heavy metal comenzaba a adentrarse en nuestras venas y la semilla empezaba a germinar. Obviamente no podemos olvidarnos de escuchar la canción que más honra a este día, el mítico "Halloween", compuesta por un grupo que nadie sabe de dónde pueda proceder el nombre que seleccionaron ni porqué eligieron una calabaza como símbolo. Efectivamente estoy hablando de:





(Tiene narices que la canción sea tan larga que tenga que estar en dos partes en Youtube ¡¡¡estos jeviiiirrrsss...!!! ¡qué cosas tienen!)


¡¡¡Feliz fiesta de libertad a todos los espíritus que hoy vagáis ocultos bajo la oscuridad de la noche!!!

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