martes, 11 de marzo de 2008

La empatía de un maestro

Hoy quisiera dejar unas frases que me han impactado (entre otras muchas) leyendo Macbeth.
No es más que un pequeño reflejo de algo que siempre me impresionó de Shakespeare, su capacidad para expresar en pocas palabras de belleza y elegancia extraordinarias, grandes verdades sobre pensamiento y psique humanos.
Frases intemporales, aplicables hoy en día.
Razonamientos más allá del paso del tiempo.
Oraciones que aventuran teorías posteriores desarrolladas por eminencias y reputados filósofos.
Él captaba para sus obras la esencia del ser humano y su mundo emocional. O destapaba las pasiones que se esconden tras la aparente mente racional. Llevado tal vez a la exageración que exige la escena teatral pero sin dejar de mostrarnos la oscura cara oculta de la sociedad que nos rodea.
Ideas fácilmente extrapolables a situaciones cotidianas a poco uso de la imaginación que tengamos.

Y me chocaron estas frases, supongo que incitada por el constante conocer, de nuevo, día tras día, las malas nuevas que le acaecen siempre a l@s que considero personas de gran bondad, altruistas, comprensivos y siempre a los que vi luchar jamás nada les llegó regalado y cada vez encuentran más piedras en el camino. Mientras a uno les lleva cada peldaño a un escalón más elevado sin esfuerzo, a otros la escalera les dirige hacia un abismo en el que volver a comenzar.

Y reza así la frase que responde el hijo de Lady Macduff ante la explicación de ésta sobre cómo los hombres honrados son quienes ahorcan a los que juran y mienten:

"HIJO. Entonces, son unos tontos los mentirosos y los perjuros, porque los que juran y mienten son tantos que pueden hacer prisioneros a todos los hombres honrados y ahorcarlos".
(Acto IV. Escena II de Macbeth)

La grandeza de las obras de Shakespeare en cada palabra, en cada verso, le ha conferido la fama que se merece, pues sólo él es capaz de hacer que en una misma página te puedas encontrar otra reflexión cómo ésta.

"LADY MACDUFF. ¿A dónde he de ir? No he hecho daño ninguno... Pero no debo olvidar que estoy en este mundo terrenal, en el que hacer mal es muchas veces cosa laudable y hacer bien es en ocasiones locura peligrosa..."
(Acto IV. Escena II de Macbeth)

Y es que no hay nada despreciable en ninguno de sus textos. Obras maestras que, como toda la buena literatura, van más allá del puro entretenimiento e invitan a la reflexión profunda.


(Ésta entrada está dedicada a una gran persona de mi tierra natal con la que compartí importantes experiencias en apenas 2, 3 meses pero que en ese poco tiempo me impresionó por su gran profundidad y espiritualidad. A la que tuvo fuerzas para cumplir ese sueño de trabajar en Francia y sobre todo el que le llegaría como voluntaria en la India. Estoy segura que sabes de quién hablo. Mil y un besazos para ti que viajarán transportados por el viento desde el Norte hasta el Sur. Ojalá podamos algún día volver a encontrarnos).

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