miércoles, 28 de mayo de 2008

Eterna inmensidad


El mar.
Fiel reflejo de la inmensidad.

Pocos saben lo que se siente al ver el mar por primera vez con 20 años. Habiendo nacido en él pero tan pequeña que no puedes recordar. Viviendo una vida obsesionada por él. Sensación que pocos privilegiados pueden disfrutar. Larga espera que bien merece la pena.
No hay palabras que describan semejante sensación.

Muchos que viven cercanos dicen no poder distanciarse de él. Jamás sabrán si es meramente el fruto del amor natural por el lugar donde habitaron y tal vez si hubiesen vivido en otro lugar habrían dicho lo mismo, o si es el verdadero resultado de una auténtica atracción.
Yo, con certeza, sí lo sé.

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